Posiblemente muchos que se hayan quedado a las puertas de poder acudir a los viernes de humor de Torrelavega, se lo habrían pensado dos veces si supieran que podrían acudir gratis a algo que llaman la gala del "fútbol" cántabro, con vino español y fritangada incorporada en un salón apto para grabar una película de terror de serie Z.
El espectáculo, llevado a cabo en una sala poco, por no decir en absoluto, preparada para albergar a todos los asistentes y facilitar la entrega de los galardones, contaba, en teoría con la presencia del alcalde y del consejero de cultura que, como no podía ser de otro modo, esquivaron el marrón y decidieron no asistir "en el último momento" según la des-organización.
A partir de ahí... lo que se puede esperar de una gala de fútbol, un presentador que cuenta con el "cariño" de los aficionados pero con una capacidad de expresión nefasta limitada a soltar coletilla tras coletilla, representantes de diferentes esferas futboleras haciendo gala de una gran educación al entregar los premios masticando chicles, azafatas que podrían ser cualquier cosa menos azafatas (y eso se nota, de hecho, si la vista no me falla una de ellas es algo de ¿la mutua?), premiados cuyo mérito no está en el fútbol, porque fueron pocos los que dejaron recoger el premio a los interesados, fotógrafos empujando y usurpando el sitio de los interesados (¿dónde saldrán? me gustaría ver sus fotos porque a juzgar por los movimentos no pueden ser buenas), árbitros colocándose para la foto a pesar de no haber obtenido ninguna mención, etc.
Y eso por no hablar de las rencillas existentes entre un comité en el que se nota que no están tan bien avenidos como pretenden mostrar...
Pero en fin, la "gala", a pesar de eso, transcurrió con normalidad, inusual en estos casos en los que hay tantos infantes, infantes que, por cierto, fueron los que hicieron que la cosa fuera soportable.