Parece ser que la compañía que lanzó los de Santiago, tras el grandísimo fiasco protagonizado, quería sacarse la espina. No sé si fue la misma -supongo que sí-, pero de ser así, hay que reconocer que el tema mejoró un poquillo. Para empezar, comenzaron con puntualidad. Y no digo británica porque es, en muchos casos, una leyenda. A las 23:00 horas estaban programados y a las 23:00 fueron lanzados los primeros. El tema duró 15 minutos justos, pero a la gente le gustaron mucho más que los anteriores y tuvieron bastante calidad. Algún trozo cayó encendido en los árboles pero bueno, son daños menores. Eso sí, lo que menos gustó fue, como siempre, la retahíla de mocosos borrachos que importunaron a más de una y más de dos personas mientras veían pacíficamente el espectáculo pirotécnico. Seguramente muchos de ellos más cerca de sus padres de lo que estaban imaginando. No obstante eso tampoco sería impedimento. Todos y todas tenemos derecho a la diversión, pero siempre con el respeto a los demás como límite para la misma. El problema es que ese límite se rebasa en demasiadas ocasiones, pero siempre del lado del que está de fiesta, nunca al revés. Yo siempre lo he dicho: el que no sabe beber, lo mejor que puede hacer es, precisamente, no probar el alcohol.
lunes, 31 de agosto de 2009
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1 comentario:
Tampoco fueron pa tanto con tanto ruido que habian hecho y duraron un cuarto de hora escasito
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