Todavía estoy alucinando después de que un amigo periodista me comentase lo que la ministra de Igualdad del Gobierno español, Bibiana Aído, les había soltado en la presentación de un encuentro sobre mujeres gitanas en la UIMP para no atenderles. A la andaluza sólo se le ocurrió la maravillosa idea de decir que no iba a responder a las preguntas de los medios porque tenía que dar el pregón en su pueblo por la tarde y tenía que llegar como fuese. Imaginaros las caras de sorpresa de los periodistas de todos los medios de comunicación nacionales y regionales, que esperaban para "pincharla" -en el buen sentido informativo de la palabra- y se encuentran con que la señorita tiene prisa pero no porque vaya a un acto oficial sino porque va a dar el pregón en su pueblo. De sorpresa y de indignación, claro, porque ha demostrado que es antes pregonera que ministra, como bien titulaba hoy El Mundo un sumario. Creo que ante todo hay que tener un respeto a los ciudadanos que son, en definitiva, los receptores del mensaje de los medios, y a estos, que están desarrollando su trabajo. Pero, sobre todo, al puesto que ocupa, porque no es de recibo que una ministra haga uso de la maquinaria del Estado para llegar a tiempo a dar el pregón en su pueblo dejando de lado las obligaciones que tiene y que ha aceptado voluntariamente. Respeto cero, es evidente.
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1 comentario:
Normal, no querras que diga nada, esta ministra no puede hablar mucho porque cada vez que abre la boca... la cag, digo, sube el pan.
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