Después de pedir un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) antes de iniciar la producción, ahora se ha concedido a GFB (Gysum Fiber Board), con una planta en Orejo, el concurso de acreedores, para, según el auto, "poder cumplir con las obligaciones legales que le incumben y preservar la integridad del proyecto y su viabilidad". Permítanme, desde mi ignorancia sobre asuntos económicos, que dude de esa integridad del proyecto porque, a falta de confirmación, ha sido un despropósito absoluto. Hubo viajes a Costa Rica, abundantes fotos, mensajes grandilocuentes anunciando las bondades de nuestros magnánimos gobernantes regionales. Pero, al final, cuando se ha visto que esto no arrancaba, nadie sale a dar la cara y tendremos que ser de nuevo los "tontos/as" los que paguemos la factura de los platos rotos. Es importante que se intente atraer a industrias a Cantabria pero no lo es menos que se tengan las mínimas garantías de que el proyecto va a ser viable porque, no lo olvidemos, se invierte dinero de todos, aunque tal y como algunos dirigentes lo gestionan parece que es suyo y de lo que les sobra. Creo que la tarea del político es identificar los proyectos posibles y los que sólo son humo porque el problema es que se cae en la tentación a menudo de vender la piel del oso antes de haberlo cazado y luego pasa lo que pasa.
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