No era gratis, pero lo cierto es que la actualidad nos vuelve a recordar cómo somos constantemente. Una gran superficie de electrónica para el hogar anunció que los 100 primeros que acudiesen a la inauguración de su nueva tienda en El Alisal pondrían los precios en los productos que más les gustasen -limitados, por supuesto, a cierto tipo de ellos-. No estuve ayer haciendo noche, evidentemente, pero la foto que he visto hoy en El Mundo, que sería de por la tarde, ya indicaba que había gente en la cola -pertechados, cómo no, con sillas de playa y otros utensilios-. Es decir, gente que "acampa" a la intemperie por un portátil, gente que no duerme por un reproductor mp4, gente que pasa frío por una consola. Sin embargo, si hubiese que hacer como protesta por alguna cosa o para pedir explicaciones a algún gobierno por sus chanchulleos, esa misma gente estaría en casa viendo la tele. Cada uno es libre de hacer lo que quiera, pero me parece una publicidad equivocada. Todavía recuerdo cómo vi a señoras mayores llevándose sardinas asadas envueltas en servilletas en sus bolsos en alguna fiesta patronal, o los curruscos de pan en los bolsillos. Y eso que estamos en un país del primer mundo. Si tuviésemos la desgracia de pasar hambre, estos son los que matarían al prójimo por un caramelo. Homo homini lupus est.
jueves, 2 de abril de 2009
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1 comentario:
Santander es una ciudad muy cutre, es la que MENOS ha recaudado con la iniciativa, lo que demuestra lo fachaderas que son sus gentes,...
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