El titular podría aludir a cualquier de las obras en marcha o que lo harán en breve de nuestra ciudad, pero, sólo por esta vez, no es así. La queja viene del sindicato de empleados públicos SIEP, que se oponen frontalmente a la instalación en la sede del Gobierno de Cantabria de tornos y lectores biométricos para tener controlados a los funcionarios díscolos. Hablan de que las medidas de seguridad se verían afectadas en caso de incendio, por ejemplo, y de que el propio Revilla, al llegar a la presidencia, eliminó el proyecto del PP para instalarlas en todas las sedes gubernamentales. Todo eso está muy bien, pero en estos momentos de crisis hay que reconocer que la productividad de todos y todas los y las trabajadores y trabajadoras tiene que ser lo más alta posible en su horario de trabajo. No lo digo yo, lo dicen los que saben, que el funcionariado en España está absolutamente sobredimensionado y que su productividad, precisamente, está muy alejada de la que debería ser. Y una pregunta me surge: ¿si los empleados de una fábrica tienen que probar que entran y salen a unas determinadas horas, por qué no se les va a exigir lo mismo a aquellos que cobran -algunos muy bien- del dinero público? ¿Dónde está el problema? ¿Hay que rasgarse las vestiduras ante tal afrenta de Revilluca? Él parece que madruga bastante y se va tarde a su casa. Al menos en esto predica con el ejemplo. ¿Lo hacen los funcionarios con el resto de trabajadores?
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2 comentarios:
Que pasa con las vallas??
No entiendo muy bien cual es el problema pero como todos los politicos son iguales lo normal es que pasen estas cosas
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