La confirmación de esta infamia, que ya se veía venir, me ha sobresaltado esta mañana cuando lo he leído en el periódico. Y he llegado a una conclusión: los cántabros somos gilipollas y encima damos las gracias a los que nos vapulean. La actitud del Gobierno de Cantabria en el conflicto pesquero con nuestros amables "vecinitos" sólo puede ser calificada de vergonzosa. Una bajada de pantalones de tomo y lomo del señor Oria, consejero del ramo. Ayer reconoció que sólo 7 de los 47 barcos de cerco que tiene Cantabria podrían faenar en Euskal Herria, mientras que todos los barcos euskaldunes que pidieran permiso para hacerlo aquí lo obtendrían. Hoy, dice, que quizá puedan ser 2 ó 3 más. Pero no sólo eso, sino que deja a los propios pescadores que se repartan las licencias. Ni Pilatos se lavó tanto las manos como estos dirigentuchos nuestros. ¿Dónde está Revilla ahora? ¿Por qué no se le paga al País Vasco con la misma moneda? ¿Qué somos gilipollas? ¿Nos dan por detrás y encima les aplaudimos? Cada vez tengo más claro que los políticos no sirven absolutamente para nada pero que encima nos insulten a la inteligencia ya me parece demasiado fuerte. Señores Oria y Revilla, los pescadores quieren soluciones, no cucamonadas en Buenafuente o celebraciones con el remo. Que, sobre todo, para arreglar problemas les pagamos. Y muy bien.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
No se de que nos quejamos, tenemos lo que nos merecemos.
Publicar un comentario