martes, 2 de septiembre de 2008

Garzón superstar

Como si del propio Camilo Sesto en Jesucristo Superstar, ese magnífico musical, Baltasar Garzón, el juez más famoso de todos los tiempos, vuelve a las andadas. Como lo de Pinochet y lo de Argentina no le salió como él quería, ni corto ni perezoso se salta el criterio de la Fiscalía de la Audiencia Nacional -la acusación Pública- y se mete en un berenjenal de los históricos, y nunca mejor dicho.
Ahora se le ha ocurrido realizar un censo con todos los desaparecidos desde el 17 de julio de 1936 -día anterior al alzamiento- hasta el final de la Guerra Civil por si se pudiese abrir alguna causa judicial. Todos estamos de acuerdo en que las familias que no han encontrado a sus seres queridos merecen saber dónde se encuentran, y que eso gastos los soporte el Estado con nuestros impuestos.
Yo, desde luego, lo que no comparto es la separación de víctimas y víctimas, porque sigo pensando que una Guerra Civil es lo más cruel que puede haber. Que hubo muertos y tropelías por ambos bandos es innegable, igual que el hecho de que habrá muchos "nacionales" que estarán en fosas desconocidas. ¿Merecen ellos menos justicia? Sobre la Guerra Civil habría mucho de lo que hablar pero en una sociedad moderna y con una Transición modélica, con la Ley de Amnistía de 1977, aceptada incluso por el propio Partido Comunista, revolver el pasado no serviría absolutamente para nada, sólo para reabrir viejas heridas que, poco a poco, han ido cicatrizando.
Señor Garzón, déjenos en paz con sus ansias de notoriedad, que ya le llevaron a vivir uno de los episodios más esperpénticos de la democracia cuando se presentó Usted por el PSOE a unas Elecciones Generales, y dedíquese a enchironar terroristas, que hay muchos sueltos y no precisamente en montañas lejanas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Discrepo de tu comentario en varias cosas, aunque coincida en alguna.
Coincido en el obvio afán de notoriedad de Garzón y en que muchas de sus actuaciones fuerzan un tanto los criterios exclusivamente jurídicos o legales, o están en los límites de aplicación de las normas. Pero eso no sólo vale para este caso, no vale aplaudir unos días para ponerle a parir otros.
Discrepo en otras:
- En primer lugar, no es cierto que todos estemos de acuerdo en que la localización y, en su caso, exhumación de víctimas, sea pagada por el Estado. Muchos ponen el grito en el cielo por eso, empezando por el PP que en cuanto se toca el tema ya habla de que se quiere volver a la guerra, dinamitar el consenso constitucional y no sé cuántas sandeces más. Por mucho menos se montó el pollo con la -mal llamada- Ley de la Memoria Histórica.
- En segundo lugar, que yo sepa no hay separación de víctimas y víctimas. La ley de la MH incluye a las víctimas de ambos bandos, por supuesto hay muchas víctimas de los crímenes en zona republicana desaparecidos y en fosas comunes, supongo que la iniciativa de Garzón también les afecta. Otra cosa es que, a nivel de reconocimiento, las víctimas de un bando han tenido su reconocimiento, honores y algunas ayudas o privilegios para sus familias desde los años cuarenta. Las otras tuvieron que esperar al menos hasta la transición, cuando no hasta ahora.
- Coo se hartan de señalar las familias y asociaciones de víctimas, no se trata de reabrir heridas, sino precisamente de cerrarlas, porque cuando algo supura no se cierra bien. Aquí por lo visto no se puede tocar nada porque "revolver el pasado" abre la puerta a los infiernos y como estamos todos en jauja desde el 78 conviene no meneallo. Con semejante criterio los jóvenes alemanes desconocerían quién es Hitler y todos desconoceríamos nuestra historia.
- Una anotación, no creo que se le pueda acusar a Garzón de no dedicarse a perseguir el terrorismo...
Con respecto a la iniciativa en sí, parece que legalmente tiene escaso pie, lo cierto es que -como ya se ha dicho- esto lo debería haber hecho el poder político, pero el PSOE se acojonó como siempre ante la polvareda mediática ultra y dejó las cosas a medias. Y así andamos.

Anónimo dijo...

Garzón es una diva mal avenida, ni más ni menos.