No siempre he comulgado con los postulados de Izquierda Unida -más bien en pocas ocasiones-, pero en ésta, tengo que reconocer que su coordinador general en Cantabria ha dado en el clavo. Jorge Crespo habla en la noticia del demagogo -como él le califica- Revilla en sus últimas apariciones televisivas. Primero con la periodista japonesa de El Intermedio, programa que presenta Wyoming en La Sexta, a la que subió en su coche oficial a Soba para que ordeñase una vaca. Parece que lo de ir a la Moncloa es menos importante que esto porque va en taxi. Y segundo, y mucho peor, ante las preguntas de Esti, de Caiga quien Caiga, sobre la vergonzosa situación de los vertidos de Sniace, respondió, en primer lugar, con una mala educación supina, limpiándose la mano, literalmente, en la chaqueta de la moza, que le había echado un poco de agua con "olor", para después pasar al ataque y acabar diciendo que para él lo importante son las 600 familias que se quedarían sin trabajo si se cerrase la fábrica. ¿No existe como alternativa para Revilla que deje de contaminar y de causar enfermedades a ciudadanos inocentes? ¿Qué se cree que los que defienden una Sniace limpia quieren que todos se vayan a la calle? Es increíble cómo barre para lo que a él le interesa y cómo no le hace tanta gracia que le metan en aprietos. Sólo había que verle la cara para saber que se estaba mordiendo los huevos para no decir lo que estaba pensando realmente. Menos mal que su fiel escudero, Guillermo Blanco, acudió al rescate. Enhorabuena Caiga quien Caiga, que al final parece que algunos quieren beatificar a Revilluca. Esto le interesa a la gente, y no lo que va a contar a su amigo Buenafuente, al que seguro que echará la bronca por lo del lunes de los de negro.
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