miércoles, 13 de mayo de 2009

La final de la copa del Rey

Hoy se disputa, por fin, la final del Campeonato de España, Copa de S. M. El Rey -su nombre oficial-. Sin embargo, ésta ya se lleva jugando unas cuantas semanas. Cuando se confirmó que serían Athletic Club de Bilbao y Fútbol Club Barcelona los que se enfrentarían en el estadio de Mestalla, en Valencia, unos grupúsculos fascistoides nacionalistas vieron en esta celebración, sin duda la fiesta del fútbol español, una gran oportunidad para poner a parir a Juan Carlos I in situ. Esta mezcla de política y deporte es bastante habitual en esos círculos, que no ven otra manera de sobresalir que ésa. Está claro que son grupos minoritarios pero de haber silbada mayoritaria hoy en Mestalla habría que plantearse la participación de ambos clubes la próxima edición, porque nadie les obliga a participar pero sí, si lo hacen, a actuar en consecuencia. El prestigio de ganar la Copa del Rey lo quieren, pero parece que a algunos les salen ronchas si les entrega el trofeo Su Majestad. ¿En qué quedamos? Es como aquellos que se sienten más vascos, gallegos o catalanes que españoles y, sin embargo, juegan sin empacho con la camiseta roja de la selección. Es lamentable ese doble juego interesado. Esperemos, no obstante, que la sangre no llegue al río y que todo se desarrolle hoy por los cauces de la deportividad y el respeto.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No son una minoria, no hagamos demagogia. Si no quieren ser españoles, que empiecen ellos por negarse a jugar las competiciones de dicho pais, nadie les obliga. Que creen sus propias ligas. Pero no, estos quieren sorber y morder. Curioso cuando menos que jueguen la competicion que lleva el nombre del jefe del "estado opresor"...

Anónimo dijo...

Sería bueno hablar también de la censura que aplicó TVE al momento del himno, para emitirlo luego en diferido, bien filtrado y manipulado. Si un estado no resiste unos silbidos, quizá deba deshacerse de algunos complejos.

Anónimo dijo...

Seguramente estaría todo preparadisimo, digan lo que digan.