miércoles, 15 de octubre de 2008

El árbitro en el banquillo -de los acusados-

A pesar del título, la noticia no tiene ni pizca de gracia. 28 meses después -no se trata de ninguna película de virus mortales- juzgarán a Adrián G. B. por los hechos acaecidos en navidades de 2006, cuando conducía por encima de los límites legales de alcohol con otros tres compañeros y sufrieron un accidente a gran velocidad al lado del centro comercial Valle Real. Él quedó herido leve y el copiloto grave. Sin embargo, cuando los servicios de emergencia llegaron al lugar, ninguno de los dos -su acompañante estaba inconsciente- dijo que viajaban dos personas más en el coche. Una de ellas parece que falleció de frío horas más tarde según apareció en algunos medios de comunicación. La noticia tuvo un enorme impacto a nivel nacional por las macabras circunstancias que la rodearon, ya que, según médicos y Guardia Civil, mantuvo en todo momento un discurso coherente y siempre que le preguntaron si había más ocupantes él respondió que no. Si así fue, si fue consciente de lo que hacía, se merece un castigo ejemplar, además de trabajar el resto de su vida para pagar a las dos familias -de Jaime Morán y Fernando Arcas- que destrozó. Nunca se sabrá lo que podría haber ocurrido si se les hubiera podido localizar rápido, pero está claro que este sujeto, fuera por lo que fuera, no les dio la oportunidad de vivir.

2 comentarios:

Santanderino dijo...

Tienes razón... se merece el mayor de los castigos... y que lo pague de por vida...

Anónimo dijo...

¿Y por que este ser despreciable ha estado 28 meses en la calle disfrutando de algo que nego a sus amigos? Porque no los mató, pero evito que alguno pudiera salvarse...