miércoles, 9 de enero de 2008

Cantabria: La Benidorm del norte

El titular lo dice todo, pero no es mío, es del diario El País, que hoy hacía referencia en un artículo a la gran cantidad de sentencias de derribo que están pendientes de ejecución en nuestra región. La responsabilidad de ellas es, por supuesto, del Gobierno de Cantabria, que, como políticos que son, no se mojan ni a la de tres. En 2002 se aprobó el POL (Plan de Ordenación del Litoral), que parecía que ponía freno a la locura constructora en nuestra costa, de la que todos conocemos casos: Arnuero, Isla, Noja, Castro Urdiales... Pues bien, a pesar de que la Justicia aplica la legislación y ordena los derribos, las consejerías envueltas desaparecen cuando tienen que hacerlos efectivos. El principal perjudicado -el medio ambiente- no tiene casi quien le defienda y los pobres incautos que invierten sus ahorros en chalets que están en la orilla de la playa, también son los paganos de esta situación, porque ellos sí pierden su dinero. Los constructores, forrados, y los políticos, nadando entre dos aguas, siguen viviendo felices y haciendo gestos de cara a la galería. Lo del Alto del Cuco es una de las aberraciones más grandes de la Historia, y tanto políticos -de Piélagos y del Gobierno Regional- como constructores, deberían acabar en la cárcel de probarse que tienen responsabilidad de cualquier clase en este tipo de tropelías. Pero no, como nadie se responsabiliza de nada y todos esperan que las viviendas se legalicen, aunque sea peor, pues nada cambia. Si eso me ocurriese a mí y me demoliesen la casa, les aseguro que derribo yo personalmente la de cualquiera que tenga que ver en su mala construcción. Eso sí, no tengan ninguna duda de que yo sí termino en el trullo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta comunidad es una de las que se está ganando a puso pasar de ser una de las más bonitas a una de las más ordinarias.
Y una vez más, los vascos nos comen la tostada, arreglan sus ciudades y pueblos y construyen la costa de los cántabros. Gente inteligente, si señor, dejan bonito lo suyo y los paquetes para los tontos que venden su patrimonio por cuatro duros, no se les puede reprochar nada, en cualquier caso, reprochen a los alcaldes de estos pueblos que ya parecen de la costa de Benidorm como bien dices (que creo que les entran a robar en casa y se llevan más dinero que en algunos bancos). VERGONZOSO

Anónimo dijo...

La verdad es que de la primera vez que estuve en Santander hace unos cuantos años hasta ahora ha llovido bastante y, no puedo estar más de acuerdo con el comentario anterior.
Antes era realmente bello pero ahora, entre unos y otros se han encargado de convertir la ciudad en algo bastante ordinariete, lo que va en favor del País Vasco que entre la belleza de San Sebastián y las maravillas que están haciendo con Bilbao se está convirtiendo en uno de los destinos predilectos del norte.
Una lástima que Santander no haya sabido adaptarse a los tiempos sin perder su señorialidad.