Revilluca, el perejil de todas las salsas

A nadie le extraña ya pero lo de este hombre clama al cielo porque una cosa es ser cercano con la gente y otra diferente aprovechar su puesto como presidente del Gobierno de Cantabria para salir en todos los medios de comunicación contando historietas y banalizando situaciones que se producen en la intimidad de actos importantes. Todavía se recuerda cuando, en la boda del Príncipe, dijo que había pasado hambre y que había meado al lado del rey Harald de Noruega, que llevaba la espada colgada y todo. Pues bien, ayer estuvo presente en la cena de conmemoración de los 70 años del Rey y ya ha tenido que volver a abrir la bocaza a preguntas de la Cadena Ser para decir que Ibarretxe aplaudió mucho todos los discursos y que brindó por España. Pues muy bien, pero para llamar la atención es mejor hacerlo por cosas buenas, no por ser un chivato de mierda. Entendería que, a partir de ahora, nadie le quisiera invitar a ningún acto privado si realmente se quiere que sea así, porque con Revilluca nunca va a haber secretos. De pequeño sería el que se quedaba vigilando la clase cuando se iba la maestra y apuntaba a los que hablaban en la pizarra, así que, claro, de mayor ha seguido haciéndolo. A mí me da vergüenza que el presidente de mi comunidad autónoma sea el hazmerreír de toda España.