Ha podido ser una verdadera tragedia personal y al final ha quedado "sólo" -este "sólo" muy entrecomillado- en daños materiales. Eso sí, cuantiosísimos. Muchas familias han perdido todo, lo que tiene valor y lo que no lo tiene -que, quizá, vale más que lo otro-. Ahora están en la calle y parece que el tema no ha quedado del todo claro. No me lanzaré a acusar gratuitamente y menos con un asunto de importancia como éste, pero lo que parece un despropósito -aunque no sé por culpa de quién- es que haya una explosión de gas al mediodía y se quemen esos mismos edificios por la noche. ¿Nadie pensó que eso podía ocurrir? ¿Por qué algunos vecinos dicen que los bomberos tuvieron que enchufar las mangueras en la calle del Carmen? ¿No había alguna toma de agua más lejos? ¿Por qué no se quedó un retén de bomberos -como dicen algunos vecinos que tendrían que haber hecho- controlando la zona de la explosión? Muchas preguntas y, de momento, ninguna respuesta. Santander es una ciudad grande y la gente que aquí vive quiere sentirse a salvo. Con hechos como éste, esa sensación se aleja bastante porque ocurre justo lo contrario, que volvemos a salir en los telediarios por sucesos que, aún siendo malos, podían haber sido mucho peores de no mediar la suerte. Y eso es lo triste, tener que depender de la suerte.
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2 comentarios:
Es una vergüenza que la cosa haya acabado como ha acabado.
Quizá lo del gas no, pero el incendio ha podido ser evitado, aunque no de esas maneras que han trabajado...
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