Dicen que no conviene remover ciertas cosas, pero lo cierto es que, cuatro años y pico después, todavía nadie ha asumido su responsabilidad en el accidente del Yak 42 en Turquía que costó la vida a 62 militares españoles que cumplía servicio en Afganistán y regresaban a España -3 de ellos eran cántabros-. Todos sabemos que la vida militar entraña sus riesgos, incluso en misión de paz, pero lo que es intolerable es que se racaneen unos miles de euros y haya 5 intermediarios en el alquiler de un avión. ¿A qué se dedican los funcionarios del Ministerio de Defensa que no son capaces de hacerlo ellos? Pues estos 5 se llevaron, presuntamente y según figuraba en el sumario, el 70% del dinero destinado a ello. Es decir: que se embolsaron ese porcentaje y alquilaron un avión que había recibido muchas quejas anteriormente. El resultado ya lo conocemos pero a nadie parece importarle, salvo a los familiares de las víctimas. Tanto políticos -empezando por el entonces ministro de Defensa, Federico Trillo- como altos cargos militares han tratado de quitarse el marrón de encima echando balones fuera. Es una vergüenza todo lo que ocurrió, empezando por el alquiler y continuando por la identificación de los cuerpos, que supuso una cargo mayor de dolor, si cabe, a las sufridas familias. Y todo ¿para qué? Para que quede archivado el caso y nadie asuma su responsabilidad. Estamos en España, así que no se puede esperar nada más. Qué impotencia. Qué vergüenza. Eso sí, a los responsables les perseguirá -espero- la culpa el resto de sus vidas. Que no olviden que, por su culpa, murieron 62 personas. Pero bueno, recientemente asesinaron a 6 soldados en Líbano porque no llevaban inhibidor de frecuencias y ya nadie se acuerda. Para eso sirven los políticos. Para nada.
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1 comentario:
Cada profesión tiene sus riesgos. Y en todas casa cuecen habas... no seamos extremistas en ninguna.
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