De aeropuertos y otras historias

Es un tema del que ya se ha hablado en este blog, aunque de soslayo y referido, en exclusiva, al robo, por parte del personal de "handling" -transporte interno-, en las maletas en los propios aeropuertos. Pues bien, este fin de semana, Arturo Pérez-Reverte, al que leo con asiduidad -cuestión de gustos, claro-, dedicaba su columna en El Semanal al tema de los aeródromos y las últimas locuras en aras de la seguridad. Su opinión me ha parecido una descripción acertadísima y creo que todos los que hemos tenido que tomar un avión recientemente hemos sufrido alguna de esas situaciones -espero que no todas juntas-. Dice, entre otras cosas, que te quitan hasta un tenedor de plástico y resulta que en primera clase los cubiertos con los que se come son de metal. Deben pensar que los terroristas son pobres. En los controles, que es donde se cometen más estupideces por motivos de seguridad, el caos reina porque te hacen sacar la cámara de fotos de su funda, quitarte el cinturón, los zapatos y, si tienen alguna duda, ¡despelote!, eso sí, en un reservado. Sin embargo, nadie controla los robos en las maletas por parte de los propios empleados de las compañías aéreas. Te registran tanto que casi te obligan a facturar para pasar por ese trance lo antes posible y, posteriormente, te quitan todo lo de valor de la maleta. Es para pensar mal, desde luego. Y la culpa es de los yankis y sus manías porque no son capaces de controlar su propia seguridad y obligan a todo el mundo a humillarse. Y de nosotros, por tragar con todo lo que nos dan. Se nos está bien, porque si hay otra bomba en los USA lo siguiente será hacernos a todos y todas tactos rectales... Y nos acabará gustando, ya veréis.