Política y deporte

Creo que ya se ha hablado más de una vez en este blog de la peligrosa mezcla que se hace entre política y deporte y que tanto confunde a los ciudadanos. La última escenificación tuvo lugar anteayer en el Congreso, que más que el lugar donde la representación del pueblo toma forma parecía un mercadillo arrabalero un domingo cualquiera. Se discutía el tan traído y llevado tema de las selecciones autonómicas (a las que algunos consideran nacionales) y su deseo de jugar competiciones internacionales, aún cuando tuvieran que enfrentarse a España. Sin menoscabar los derechos de nadie creo que eso es una completa abominación, además de ilegal, por cierto. Tanto Cataluña como el País Vasco lo han intentado más de una vez con selecciones de hockey patines o petanca pero hasta ahora no se habían atrevido con el fútbol, el deporte rey. La FIFA y la UEFA no permiten a países no reconocidos por la ONU participar en sus competiciones. Punto final, dirán Ustedes. Pues no, nuestros amiguitos se han empeñado en seguir desviando la atención con chorradas de éstas mientras las inversiones en Cataluña, por ejemplo, aumentan un 25% según los Presupuestos Generales del Estado. Vamos, que no les interesa ni de coña separarse de España. Ni a ellos ni a ninguno. Quieren ser estados libres asociados. Es decir, las ventajas de lo uno y de lo otro. Todas, vaya. Y esto, señores, no puede ser. Déjense de pamplinas y de engañar a la gente. Hay que modificar, de una vez por todas, la Ley Electoral, para que partidos con una mínima representación no anden criticando a España y a los españoles -y, a veces, nos insulten- y sigan llevándoselo calentito. Que de además de cornudos, apaleados...