Torre Bocarte

Como buen cántabro ya voy haciendo mis propuestas para nombrar la nueva torre de ¡140 metros! que pretende construir el Ayuntamiento de Santander en la zona que ocupan actualmente las estaciones de Renfe y Feve en la ciudad. Creo que se debería llamar "Torre Sardina". O "Torre Van Gogh" -por lo de Torre Picasso de Madrid-, que suena más internacional. De nuevo llegan las ideas de los iluminados que anuncian grandes construcciones megamodernas diseñadas por arquitectos de relumbrón para "decorar" la capital de Cantabria. Todavía está pendiente -hace poco lo puse aquí- la macrosede de Puertochico -que ha sido diseñada dos veces, con el consiguiente sobrecoste- y el Museo de Cantabria en Las Llamas, del que ya nadie se acuerda, a pesar de que también se gastó dinero público en la convocatoria de un concurso y en su premio. Estos globos sondas, que casi siempre se quedan aparcados en algún cajón, hacen que los ciudadanos seamos cada vez más reacios ante estas andanadas de los gobernantes de turno, a los que les encantan estos grandilocuentes diseños -igual Freud tenía algo que decir de todo esto-. En su momento, la fundación Guggenheim estuvo buscando la ubicación para situar su museo en el norte de España y pensaron, en un primer momento, en Santander, pero a algún político listo no le pareció buena idea porque rompía con el estilo de la ciudad. Debe ser que el tío no ha visto el mamotreto de Festivales de Cantabria, que es uno de los mayores abortos de la historia de la arquitectura. Lo que pasó después todos lo sabemos: vienen de todo el mundo -de todo- a Bilbao a verlo. ¿Eso tampoco interesa? Ah, claro, que vivimos de la industria...